Cocaine blues.

Me ha dado por morderme las uñas para descargar mi tensión. Mi padre siempre me dice que no lo haga porque ''queda mal''. No me voy a molestar en explicarle todo aquello que me enseñaste sobre ignorar lo que queda bien y lo que queda mal para dejar paso a lo que yo quiero hacer y dónde quiero poner los límites; aunque también me hiciste romper esos límites. Me estoy volviendo una obsesa del color negro; hablando de negro, por fin he aceptado que mi pelo es negro por mucho que me empeñara en rebajar su tono. ¿Soy la única a la que los días se le pasan tan rápido que parece que vive el mismo día una y otra vez? Supongo que estaré estancada. Hace tiempo que dejé de añadir nuevos artículos a mi colección de pintauñas, no puedo decir lo mismo de las camisas. Estoy desarrollando una adicción por las panteras, los helados de frambuesa, las risas de madrugada en cualquier parque. Ahora que me acuerdo, lo último está en mi lista de adicciones de siempre. Junto con música, pulseras de trenzas, colonia de vainilla, la necesidad de llevar siempre vaselina y otras tantas cosas que ambos ya sabemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores