Les temps est bon

Y te da por creerte que el mundo es tan sólo un juego de niños en el que sin duda ya has ganado más de una vez. Que las estrellas están puestas para admirar tus actos, que mañana el sol estará ahí para verte. De eso que te entra en el cuerpo en forma de escalofrío. Ese momento en el que cámaras invisibles te persiguen a todos lado para grabar la película de tu vida. Esa película que sin duda será un éxito. También está aquello de una sinfonía perfecta que perdurará eternamente gracias a esos pequeños detalles que el resto no tiene y que, por supuesto, la hacen insuperable. En cocina sería algo así como una receta con ingredientes inexistentes exquisitos para el paladar. ¡Va de cosas destartaladas y de estratagemas esta noche! Quizá falte mencionar la capacidad del cerebro para desconectar cual simple cargador. Sí, sí, ya sé que toda esta palabrería nocturna apenas se entiende. No, no escribo esto desde mi mayor estado de locura. Juraría que es más bien al contrario. Sería una buena idea aclarar esta maraña con aires de confusión, pero para quien tiene que entenderlo, está claro.

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