Lluvia

Los cristales empañados, escondidos en algún portal oscuro en el que solo nos veíamos gracias a la luz de los rayos. Los perros le ladraban a los truenos y escuchábamos crujir la madera. Las gotas se deslizaban por mi pelo hasta caer en tus manos apoyadas en el suelo. Escuchabas como me faltaba la respiración después de correr y eso te ponía. Lo sé porque te lo veía en los ojos, en lo que dejaban ver los rayos. Mirabas atentamente mi boca y cada vez que me mordía los labios para recoger las gotas tus pupilas se dilataban, como las de una pantera cuando ven a su presa. Que no podías evitarlo, dijiste acercándote despacio. El tictac de tu reloj le hacía competencia al sonido de los besos y eso no te gustaba, querías marcar el ritmo de otra forma. El reloj se fue a tomar por culo. El sonido del impacto y de los cristales cayendo inició una dulce introducción al Caos.

1 comentario:

  1. Increíble como siempre. Presa y no sólo del tiempo.
    Un beso gigante desde cuandolaimaginacionvuela.blogspot.com

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